Arrecifes accidentales

Algunos arrecifes artificiales no se planifican. Estos arrecifes se forman a partir de objetos que no estaban diseñados para ser hundidos. Aviones que se estrellan o barcos hundidos pueden convertirse en arrecifes accidentales.


En el Mar Rojo hay un lugar llamado Sha’ab Abu Nuhas. Es un arrecife de coral frente a las costas de Egipto. La navegación por esas aguas es muy peligrosa. De hecho, se considera un cementerio de barcos.

ÁFRICA

Mar Rojo

El pecio del Giannis D yace de costado. Está recubierto de corales y de algas.

Hay enormes barcos naufragados al norte y al sur de este arrecife. Todos estos barcos golpearon el arrecife. Se hundieron y se deslizaron por una pronunciada ladera submarina. Quedaron parcialmente enterrados en la arena.

El Giannis D fue uno de esos barcos. Era un gran barco mercante con un cargamento de madera. En 1983 chocó a toda máquina contra el arrecife Sha’ab Abu Nuhas. La tripulación abandonó el barco antes de que se hundiera. Una tormenta partió el barco que se hundió a pedazos.


Si te sumerges allí, encontrarás el esqueleto de un barco cubierto de corales. Verás deslizarse tortugas carey, peces de cristal, anguilas y peces Napoleón. Puede que el barco sea una presencia extraña, pero el mar ya lo ha reclamado como propio.

Crear un hogar

En el fondo del Mar Rojo también encontrarás el S.S. Thistlegorm. Era un carguero de la marina mercante británica. Fue hundido durante la Segunda Guerra Mundial.


El barco llevaba suministros y armas de guerra para los soldados. Llevaba bombas, minas antitanque, fusiles y más de 100 motocicletas. Todo esto sigue en el fondo del mar.

Un buceador observa una sección del SS Thistlegorm.

Un futuro de esperanza

Qué raros se ven todos estos objetos ahora, recubiertos de incrustaciones de coral. El pecio ha cobrado vida marina. El barco hundido da cobijo a peces y otras especies.


Nada podrá reemplazar un arrecife natural. Pero los arrecifes artificiales son bienvenidos por muchos animales. Con el paso del tiempo, las comunidades marinas prosperan en estos arrecifes.

Una tortuga carey se alimenta de los blandos corales pegados a los restos del Giannis D.

Este arrecife artificial está lleno de vida.