Círculos en la arena

Un dragón se mueve bajo tierra. Atraviesa el subsuelo exhalando a su paso un gas venenoso. El gas emerge en grandes burbujas tóxicas. Al llegar a la superficie ese gas quema redondeadas calvas en el pasto.

Al menos eso es lo que dice la leyenda. Nadie ha visto a esta bestia mitológica. En el sur de África hay quien sigue creyendo en ella. Así es cómo explican los misteriosos círculos que aparecen en el extremo oriental del desierto del Namib.

Miles y miles de círculos que se extienden hasta donde alcanza la vista. Algunos de ellos tienen un diámetro de apenas un metro (tres pies). Pero otros llegan a medir cincuenta metros (164 pies). Se diría que ese dragón apenas descansa.

En busca de una explicación

Los científicos no creen en los dragones. Así que empezaron a buscar otra explicación a aquellos extraños círculos.

Algunos de ellos creen que emergen burbujas de gas del subsuelo… aunque no exhaladas por dragones, claro. Otros, que ciertos tipos de hormigas cortan las raíces de las hierbas. Y hay quien dice que los círculos están causados por sustancias tóxicas secretadas por ciertas plantas. Cualquiera de estas causas tendría el mismo efecto: matar las hierbas de la superficie.

Todas estas ideas son conjeturas o teorías. Todas ellas parecen posibles. Pero las teorías deben confirmarse antes de que puedan ser consideradas información factual.

Estos misteriosos círculos se extienden hasta donde alcanza la vista.

Estos misteriosos círculos de tierra adornan este desierto en la costa occidental del sur de África.

ÁFRICA

Desierto del Namib

Descubrimientos en el desierto

Norbert Juergens y su esposa, Irmel, recopilan datos meteorológicos cerca de un círculo.

Un científico cree haber resuelto este misterio. El biólogo Norbert Juergens ha viajado al desierto del Namib 40 veces. Ha estudiado 1,200 círculos en busca de pruebas que expliquen su origen. Ha buscado patrones comunes en los círculos comparando unos con otros.

El biólogo estudió la composición del suelo dentro de los círculos. La analizó en el laboratorio para medir la cantidad de agua que contenían y su composición química. Registró todos los animales que encontró en los círculos. Anotó los nombres de las plantas que crecían junto a ellos. Y estudió los cambios meteorológicos.

Tras obtener los datos, Juergens empezó a analizarlos. Detectó algunas diferencias entre los círculos. En algunos de ellos había colonias de hormigas. Otros estaban rodeados de telarañas tejidas en la hierba. Y también encontró huellas de osos hormigueros.

Semejanzas

Juergens no solo halló diferencias entre los círculos. También detectó semejanzas.

En el centro de todos ellos, la tierra era seca y arenosa. También observó algo sorprendente. La hierba en torno a los círculos permanecía viva, incluso en la estación seca cuando apenas llueve. Para averiguar por qué, hizo un agujero en la tierra. Y vio que debajo de los círculos había arena empapada. La hierba sobrevivía porque sus raíces alcanzaban esa fuente de agua.

Juergens también detectó otra semejanza. En todos los círculos había termitas. Estas termitas excavan túneles por la tierra. Muerden las raíces de las plantas. Juergens estudió todas estas semejanzas. Y buscó posibles relaciones entre ellas. Finalmente formuló una teoría.

termitas en la arena

¿Misterio resuelto?

Juergens cree que las termitas se comían las raíces de esas hierbas. Eso mata la hierba que crece sobre las raíces y deja una calva de tierra en forma de círculo.

Cuando llueve, el agua empapa la tierra. Y se encharca en el subsuelo. Las termitas beben de ese agua. La hierba en torno al círculo absorbe el agua a través de las raíces. Y por eso, tanto las plantas como los insectos logran sobrevivir en el desierto durante la estación seca.

La teoría tiene sentido, pero tendrá que estudiar más círculos para confirmarla. En todo caso, parece estar más cerca de resolver el misterio de los círculos en la arena. Y es cierto: las termitas no son dragones con lenguas de fuego. Pero nos han sorprendido a todos. Estos pequeños insectos podrían ser responsables de uno de los fenómenos más misteriosos de la naturaleza.

vista aérea de calvas circulares en el desierto del Namib