En el cielo

Aunque sea bióloga marina no me paso el día mirando el agua. Los cielos de Terranova están plagados de aves marinas. Estas aves forman colonias de miles de ejemplares. Y crían a sus polluelos en tierra firme. Cuando los pequeños están listos para abandonar el nido, vuelan con sus padres hasta el océano.


Una de las aves más conocidas de esta isla es el frailecillo atlántico. Sus picos y patas naranjas son muy fáciles de distinguir. Los frailecillos hacen madrigueras en las praderas de la isla de Gull, en la bahía de Witless. Allí, a salvo de los predadores, los frailecillos crían un único polluelo.


Estas aves con forma de papa vuelan muy bien y nadan aún mejor. Suben a lo alto del cielo y atraviesan las olas dejándose caer en picado. Y luego salen a la superficie con el pico rebosante de pescado.

Los frailecillos son aves muy comunes en la isla de Gull.

Los alcatraces atlánticos son excelentes voladores que anidan junto a los acantilados.

Terranova también es el destino de otro turista alado. Me refiero al alcatraz atlántico. Es más grande que el frailecillo y tiene forma de avión. Los alcatraces están diseñados para mantenerse en vuelo. Lo hacen extendiendo las alas con el pico al viento. ¡Son inconfundibles! Tienen unas marcas características, como pintadas, alrededor de sus ojos azules.


Un día fui al cabo St. Mary solo para ver a estas gráciles aves. Para llegar, hay que atravesar largos caminos de tierra. Luego sigues hasta el océano por una empinada senda. Al final de esa senda hay un acantilado con una caída de 91 metros, unos 300 pies. Justo enfrente hay miles de alcatraces anidando a cielo abierto. ¡Es espectacular!

Los alces amenazan las plantas autóctonas.

En tierra

En Terranova también hay una cantidad considerable de alces. Pero no son autóctonos. Fueron introducidos en la isla hace más de cien años.


Los alces no tardaron en adaptarse a este entorno. Miles de ellos viven en estos bosques y humedales. Se alimentan de hierbas y otras plantas. Están acabando con algunas especies autóctonas y transformando el ecosistema vegetal. Tenemos que estar muy pendientes de esta situación.

Una imagen completa

¿Por qué debe una bióloga marina fijarse en las criaturas de la tierra y del cielo? Terranova me ha enseñado que existen muchas conexiones entre el mar, la tierra y el aire. He aprendido que todos los seres vivos de cada ecosistema dependen unos de otros. Las aves del cielo no pueden prosperar sin los peces de los océanos. Los animales terrestres no pueden prosperar sin otras criaturas y plantas de los que alimentarse.

Soy científica y, como tal, debo observar todos los aspectos de un ecosistema. también puedes observar tu ecosistema más cercano. Cuando piensas sobre el mundo de manera crítica, puedes empezar a descubrir cómo encajan las piezas.

¡La tierra, los mares y los cielos de Terranova están llenos de vida!