Cuando descubres algo

Cabras actúa con mucha cautela cada vez que cree haber hecho un descubrimiento. Lo primero que hace es indicar a todas las personas de su equipo que se queden quietas. “¡Todos como estatuas!”, dice. No quiere que ningún movimiento extraño espante al escarabajo. Antes de acercarse, intenta fotografiar la escena. “Por lo general fotografío la planta de la que se alimenta el escarabajo y que conforma su hábitat, ya que esta es información nueva no solo para los taxónomos, sino también para los ecólogos y los conservacionistas”.

Al sentir vibraciones en las hojas de los árboles, se tiran al suelo. Son muy difíciles de encontrar entre la hojarasca.

El equipo de Cabras trabaja en la selva.

Muchas de las más de 400 especies de gorgojos joya de Filipinas ocupan territorios muy pequeños, a veces tan pequeños como una mancha de selva. “Muchas de estas especies son muy específicas de determinadas plantas. No tienen una dieta variada”, dice. Este dato es muy importante si se desea conservar el escarabajo, o protegerlo. “Para conservar una especie de escarabajo también hay que conservar la planta de la que se alimenta”.

Una imagen completa

Hay otras razones de peso para captar la escena del hallazgo: “Ésta será la primera vez que algunos de mis colegas vean la especie viva”, advierte Cabras. Muchas descripciones de especies nuevas se basan en colecciones de museos. Esto significa que los taxónomos encargados de clasificar y poner nombre a las nuevas especies no han podido verlas en estado salvaje. Nunca han visto ni sus hábitats ni sus plantas nutricias.

Este Pachyrhynchus reicherti ha sido una especie clave en las investigaciones de Cabras. No tardó en descubrir otras especies de aspecto muy similar.

Cabras usa un microscopio muy potente para examinar de cerca ejemplares de escarabajo.

Cabras intenta capturar un escarabajo a modo de muestra para estudiarlo con detenimiento. “En el laboratorio hacemos lo mismo: fotografiarlos. Examinas [su anatomía]”, dice. El trabajo de laboratorio requiere mucha paciencia porque los escarabajos son muy pequeños.


Y no solo eso. “Para hacer el trabajo de laboratorio hay que tener una serie de habilidades especiales y años de experiencia. Tienes que tener los ojos bien entrenados para mirar por el microscopio, pero también hay que adiestrar las manos”. Los escarabajos han de ser diseccionados, es decir, cortados en dos, para ver sus estructuras internas. Todo eso requiere buena vista y mucho, mucho pulso.


Y a pesar de su excelente vista y su buen pulso, Cabras no siempre puede fiarse de lo que ve. A veces, hasta ella puede equivocarse.

¿Gorgojo o no gorgojo?

Los gorgojos joya se llaman así porque brillan como diamantes. Sus élitros, o cubiertas alares, tienen destellos color turquesa, naranja, rosa pálido y dorados. Quizá pienses que esos colores tan visibles los harían presa fácil de ranas, lagartos, pájaros y otros predadores. Pero eso es precisamente lo que quieren los gorgojos: ser vistos. Sus colores son una advertencia. No me comas. Tengo mal sabor.


Hay un nombre para esta estrategia. Los científicos la llaman aposematismo. Consiste en anunciar a los predadores potenciales que no merece la pena comer o atacar a dicho animal. El aposematismo se manifiesta mediante colores intensos, sonidos, olores u otras señales. Se trata de señales beneficiosas tanto para el depredador como para la presa, ya que evitan el daño potencial.


Cabras lo sabía todo sobre el aposematismo, pero aún no se había dado cuenta de hasta qué punto ese fenómeno iba a afectar su investigación sobre los gorgojos.

Aunque parezca un gorgojo, esta Chrysopida sp. es en realidad un escarabajo de hoja, o crisomélido.