Pasadas dos semanas, aproximadamente, los huevecillos tiemblan y se desgarran. De cada uno de ellos emerge un ornitorrinquito rosado del tamaño de un frijol. Sin pelo, ciegos y totalmente indefensos emprenden un largo viaje de unas pocas pulgadas hasta el vientre de su madre. Nada más llegar se aferran a su pelo y esperan a ser alimentados.
Como todos los mamíferos, los ornitorrincos amamantan a sus crías después de nacer. Pero a diferencia de los demás mamíferos, les dan de comer de una manera singular. La leche fluye de entre los pliegues del vientre de la madre. Y los bebés chupan la leche directamente del pelo.
Los pequeños se alimentan de esa leche entre tres y cuatro meses. Pueden vivir por su cuenta desde el momento en que son capaces de nadar y procurarse su propia comida.
Los ornitorrincos amamantan a sus crías en madrigueras.