Varias líderes huaorani encabezan la marcha hacia el tribunal.

Ante el juez

El 11 de abril de 2019, cientos de huaorani marcharon juntos por las calles de Puyo de camino al tribunal. Llevaban sus prendas tradicionales de hojas de palma. Sus rostros y brazos estaban adornados con pinturas de guerra, que también usaban en ocasiones especiales.


Caminaban unidos por sus cánticos tradicionales. Querían demostrar a la gente el orgullo que sentían por su cultura. Al frente iba una línea de mujeres con los brazos unidos, lideradas por Nenquimo. Más adelante dijo que aquel día se sintió como una guerrera. Sus armas: la pintura de su rostro, su corona en la cabeza y los documentos en la mano.

Ya en el tribunal, los huaorani y sus abogados expusieron su caso ante los tres jueces.


Sus mapas ayudaron a los jueces a entender la relación de los huaorani con su tierra. Los ancianos dieron su testimonio. Mostraron pruebas de la contaminación causada por el petróleo.

Los huaorani querían defender su tierra.

Nenquimo en pie en el tribunal con otras líderes huaorani.

El veredicto

El 26 de abril, los jueces están listos para anunciar su veredicto. Nenquimo aprieta la mano de su abuela. Y el juez habló. Dijo que el Gobierno no se había esforzado por comprender a los huaorani ni su cultura. Una sola reunión no pudo haber sido suficiente para que los huaorani dieran su libre consentimiento para subastar sus tierras. El juez dictó su veredicto: Las tierras serían protegidas. Los huaorani habían ganado.


Nenquimo recuerda la emoción y la música en aquella sala del tribunal. Su abuela empezó a entonar una canción que celebraba los orígenes de los huaorani en la selva lluviosa. Cantó por un futuro de salud para los niños.

Desfilaron por las calles. Empezó a diluviar. Para los huaorani, la lluvia siempre ha sido una señal de victoria.


El veredicto sentó un precedente. Otros pueblos indígenas de la Amazonia podrían utilizar este caso como ejemplo para hacer sus propias demandas. Fue una gran victoria, pero el trabajo de Nenquimo no ha terminado. Ahora se dedica a educar a los niños huaorani.

Nenquimo celebra su victoria en los tribunales junto a otras líderes.

Quiere crear puestos de trabajo para que los jóvenes no se vayan. Quiere proteger el idioma huaorani y enseñarlo. Pero sabe que los jóvenes también deben aprender a usar las herramientas del mundo exterior. ¡Así podrán continuar la lucha!